La anomalía, ese es el nombre dado a la Isla por Benjamin Linus, una anomalía que funciona como una
chistera de circo, la caja mágica (the
magic box).
Esa anomalía, es algo que continuamente nos ocurre: cuantas
veces queremos ir en un sentido y ocurre lo contrario; queremos evitar algo y
todo lo que hacemos nos lleva allí.
Pensamos en alguien con cierta insistencia y nos llama por
teléfono o nos lo cruzamos en la siguiente esquina. Esas coincidencias, esas
situaciones que sí van cargadas de sentido y lo vemos, C.G.Jung lo llamaba sincronicidades, debido entre otras
cosas a otro factor empírico descubierto por él y que afecta a la psique, el factor psicoide. Un elemento que
señala que la psique no es inmaterial, aunque
es virtual, no está en el cerebro (como postula Eduard Punset[1]
y los neurofisiologos que él señala) pero no es metafísica, es energía y si es
energía es material, como el universo que es materia y energía y apenas sabemos
nada de este universo.
Lo mismo ocurre con nuestra psique y el cerebro, cuanto más
sabemos, somos más conscientes de que se abren más y más preguntas sin
respuesta…por ahora.
Por eso la anomalía enfrenta de nuevo y de forma
sorprendente a John Locke con su pasado, con su horror-amor-necesidad,
señalando que no podemos escapar de nuestro destino, al menos de aquel destino
que no queremos o podemos afrontar cara a cara o comprender.
Esa anomalía afecta de diferentes formas a cada uno de los
habitantes de la isla y les pide un
precio.
Locke es un heraldo del luchador nato, hombre imbuido de
grandes ambivalencias: o tiene gran Fe o la pierde y no cree en nada, pero
siempre se lanza ciegamente a cualquier proyecto que le diga algo, que le
excite. ¿Te reconoces en ello lector, seguidor de Lost? Tal vez si, tal vez no. ¿Ya vas viendo las orillas a tu isla
personal? Sigamos abriendo los ojos a la narración.
La anomalía está presente continuamente en nuestras vidas si
paramos lo suficiente para sentirla.
Siempre hay ese elemento extraño que nos hace parecer que estamos
soñando, que nuestra vida es un sueño, o no es real, o depende de alguien que
no distingues.
Ese factor Numinoso es el que quieren acallar continuamente
los científicos racionalistas que quieren todo en orden, todo con sentido,
aunque este sea lineal y prosaico.
No están abiertos a lo improbable, a lo diferente; su isla
no tiene sorpresas, o no debe tenerlas.
Entre esas anomalías empieza a destacar más el humo negro,
con su carga ominosa.
Descubrimos que la verja electromagnética es lo único que le
impide pasar. Que el humo negro está íntimamente ligado a la Isla.
En esa Isla como
va descubriendo poco a poco Juliet, la doctora investigadora, se entra
conmocionado, drogado, dormido, no es fácil el acceso a la misma, se necesita
un submarino, buena analogía de ciertos procesos de la psique. Para entrar se
precisa perder la conciencia, el control.
Incluso ser llevado por los supuestos iniciados que saben entrar y
salir…aunque a ti no te dejen salir.
Todos nosotros, durante seis temporadas, creíamos estar fuera
de la Isla, pero una y otra vez queríamos volver a formar parte del viaje de
los del vuelo Oceanic 815.
Jose López
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