domingo, 28 de noviembre de 2010

LOST: La reacción


La tragedia aérea se ha consumado. Ahora empieza la tragedia en su sentido más griego. Los personajes ya llevan puestas sus máscaras, han mostrado ya sus personas, que es el significado de “máscara” en griego clásico. y la trama verdadera arranca en ese punto. Tras la confusión llega la hora de la reacción.

En primer lugar se inicia la exploración de la isla, del nuevo territorio donde los protagonistas han caído, que deben recorrer para cartografiar su situación y proceder a identificar posibles salidas. Porque lo primero que los náufragos del aire desean, como los náufragos de todos los tiempos, es encontrar la salida y volver a la “civilización”. Afortunadamente no están solos como Robinson Crusoe o el personaje que encarna Tom Hanks en Náufrago. Los restos de una sociedad global pueden recomponerse a escala local para responder a la tragedia con la esperanza. Sin embargo, pronto un embravecido humo negro de inquietantes sonidos deja las cosas claras. No va a ser fácil escapar de allí.

La sociedad ha de volver a ser fundada. Se requiere un líder, unos asesores de confianza, una mínima organización, la defensa del grupo, su manutención y provisión, la persecución de algún modo de comunicarse con el exterior. De repente, los civilizados que han sufrido el siniestro se ven compelidos a una urgente tarea: regenerar el tejido social roto por la catástrofe, recomponer unas mínimas normas, unos básicos objetivos, algún tipo de disciplina y organización para salir adelante. Evidentemente, no les va a resultar nada cómodo, tras caer, como decía Hobbes, en una especie de “estado de naturaleza”. Ahora la civilización de donde proceden se halla muy cerca de la barbarie y el salvajismo, y la exhuberancia de la naturaleza de la selva todavía debilita más las fuerzas de la civilización estrellada. Se impone tomar medidas.

Pero no todo el mundo sabe muy bien como reaccionar, pues el golpe ha sido demasiado fuerte. Hay muchos heridos, y muchos más heridos psicológicamente. La desorientación es total. De los personajes llamados a ser los protagonistas sabemos muy pocas cosas todavía. Sin embargo comienzan a mostrarnos algunas claves fundamentales para el posterior desarrollo de la trama: no solo están perdidos, sino que están profundamente heridos, aunque solo lo intuyamos por destellos, y más adelante comprobaremos que mucho antes de tomar aquel vuelo de Sidney a Los Ángeles ya estaban “perdidos”. Esa es una de las lecciones que se aprenden en la primera temporada. Después, el ansia de salir hará que el grupo tropiece con los Otros, probablemente de manera muy similar a como Colón y con él, Occidente, tropezaron con América y las seculares culturas amerindias. También Colón buscaba una nueva salida del Viejo Mundo hacia el Oriente, y se encontró con los “otros” de manera inesperada. Al fin y al cabo, por los relatos de Marco Polo y otros documentos antiguos se conocía la imponente civilización china, pero para nada se esperaba a los mayas, incas, aztecas y demás. Pronto solo se les vio como enemigos y como potenciales esclavos.

En la isla los recién llegados se topan con los Otros, para quien a su vez los siniestrados son también unos “otros”. La alteridad se mira especularmente y la identidad se bifurca a través de las líneas del recelo, la desconfianza y sobre todo, el miedo. El miedo lo cubre todo, y se podría decir que tiene el color negro del humo que pende como una amenaza creciente sobre las gentes de la isla, sobre unos y sobre otros. Entonces la trama comienza a complicarse y las revelaciones comienzan a prodigarse.

Llega el momento de la verdad, de esa verdad que implica enfrentarse cara a cara al nuevo mundo, que habrá de ser explorado en sus luces y sus sombras. Los protagonistas deberán resocializarse en el marco de la excepcionalidad, aunque comprobaremos que lo que estaba llamado a ser un paréntesis vital pasará a convertirse en la mayor aventura de sus vidas. Atrás quedan sus existencias, que poco a poco emergerán en la pantalla a modo de flash backs, para hacernos memoria de que hay que contar con la memoria, sobre todo si se está comenzando a andar un nuevo y desconocido camino.

Gil-Manuel Hernàndez

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